Título: Cometas en el cielo
Título original: The Kite Runner
Autor: Khaled Hosseini
Traductora: Isabel Murillo Fort
Editorial: Salamandra
Edición en galego
Título: O cazador de papaventos
Tradutora: María Pardo Vuelta
Editorial: Ediciones El Andén
"Inolvidable... una de esas historias que permanecen en la memoria durante años."
Isabel Allende
Isabel Allende
Cometas en el cielo es la historia de dos chicos
afganos: Amir, un niño de clase alta, y Hassan, el hijo del criado de su padre.
Amir y Hassan crecen juntos, entre juegos y travesuras; pero es imposible
ignorar las diferencias que existen entre ellos. Hassan es un hazara, etnia
oprimida durante siglos por los pashtunes, la etnia de Amir; y, pese a a la
gran amistad que los une, el hecho de que sea un criado pesa como una roca. En el invierno de 1975,
con doce años, Amir se apunta con su amigo a una competición de cometas, en un intento de conseguir el cariño de su padre. Al término
de esta, ocurre algo terrible que hace que Amir tenga que escoger entre el respeto de su padre y su amistad con Hassan.
Opinión:
El autor, Khaled Hosseini |
En el tema histórico tengo sentimientos encontrados.
Por un lado, encuentro la novela exageradamente pro-americana. O sea, es que ni
en una sola línea se menciona que los talibanes fueron financiados por Estados
Unidos para que echaran de Afganistán a la Unión Soviética; más bien se retrata
como si hubiesen aparecido un día de la nada. En fin, se lo disculpo a Hosseini
porque gracias a él he aprendido (odio utilizar esta palabra cuando hablo de literatura, pero es que es así) muchas cosas sobre ese país. Os lo digo ya: Cometas en
el cielo es una bofetada en la cara de los prejuicios e ideas preconcebidas que tenemos los occidentales sobre Oriente Medio, con nuestra
tendencia a pensar que todo lo """"moro"""" es la misma cosa. Nos creemos que
todos los países terminados en -stán son iguales, que todos son y han sido
siempre lugares en guerra, pobres y atrasados. Joder, ¿os acordáis de ese vídeo sobre los orígenes de la crisis que se llamaba Españistán? ESPAÑISTÁN. Como si ese simple sufijo ya convirtiese cualquier sitio en un lugar horroroso y mereciente de ¿desprecio? Esta novela te hace ver que Afganistán no ha sido
siempre un país en guerra dominado por el fanatismo; no siempre ha sido barbas,
metralletas, burkas y lapidaciones. Y lo que también es importante: que no todos
los afganos son iguales. De hecho, el conflicto racial entre pashtunes y
hazaras es un tema central, y está tan bien tratado que ay. Hosseini es pashtún, así que lo típico sería que hiciese lo que suelen los autores de etnia privilegiada cuando escriben sobre discriminación racial. Ya sabéis, eso de que tu novela trate sobre la discriminación de los negros en EE.UU. y el protagonista sea un amable abogado blanco que lucha por la igualdad, como si la autora te estuviese gritando: "VES??? No todos los blancos somos malos, en serio, no ves lo majo que es mi prota?????" Pues Hosseini no hace esto. Podría, pero opta por la honestidad y el realismo: sí, Amir y Hassan
son los mejores amigos, pero eso no puede cambiar siglos de historia ni una
sociedad que le repite a Amir una y otra vez que es superior a cualquier
hazara. Y no doy más detalles porque no le quiero reventar la lectura a nadie, pero esta barrera insalvable entre pashtunes y hazaras es importantísima (yo diría que toda la novela y los conflictos de los personajes giran en torno a ella).
Y en lo que se refiere a los personajes... Hacía mucho tiempo que no sentía tanta empatía hacia seres ficticios; toda la lectura la pasé con el corazón en un puño. A través de la narración en primera persona de Amir, me vi implicada hasta el punto de llegar a "transformarme" en él (en concreto, nunca había leído una descripción del sentimiento de culpa tan buena. Ese nudo en el estómago, ese quedarse sin aire...). Lo cierto es que es imposible no odiarle por sus acciones, pero aun así querer que las cosas le salgan bien y se perdone por fin lo que hizo cuando, después de todo, no era más que un niño. Quizás eso es lo que lo convierte en un personaje tan humano. Como el ser imperfecto que es (que somos), es capaz de traiciones y actos horribles del mismo modo que de una valentía inusitada y de los actos más nobles. En su arrepentimiento, que impregna cada página, radica su humanidad.
Y el padre de Amir, su Baba. Qué se puede decir de ese hombre tan noble como terrible, temido y admirado a partes iguales por su hijo, que parece moralmente irreprochable pero guarda un secreto que lo tortura y le impide tratar a Amir con el cariño que debería. O de Hassan, el contrapunto a toda la miseria humana de los demás personajes. La bondad, la pureza, la honestidad personificadas; siempre incapaz de mentir, siempre dispuesto a todo por su amigo.
Siempre es difícil hablar de un libro al que se le han encontrado tantos matices, tantos temas, tantas cuestiones que merecen discusión (y encima sin soltar spoilers). Me cuesta expresar exactamente qué es lo que tiene este libro de especial; así que lo mejor será que me calle ya y os diga simplemente que lo leáis. Leedlo, y juzgad vosotros mismos. No puedo asegurar que os vaya a enamorar como a mí, porque tengo la sensación de que este es uno de esos libros que hay que coger a la edad, al momento lector y al ¿momento emocional? adecuados. Y aun así no me cansaré de recomendarlo. Porque, y aunque no soy de las que piensan que la literatura deba enseñarnos algo y no me gustan las lecciones de vida, Cometas en el cielo me ha enseñado muchas cosas. Y no solo sobre Afganistán.
Y en lo que se refiere a los personajes... Hacía mucho tiempo que no sentía tanta empatía hacia seres ficticios; toda la lectura la pasé con el corazón en un puño. A través de la narración en primera persona de Amir, me vi implicada hasta el punto de llegar a "transformarme" en él (en concreto, nunca había leído una descripción del sentimiento de culpa tan buena. Ese nudo en el estómago, ese quedarse sin aire...). Lo cierto es que es imposible no odiarle por sus acciones, pero aun así querer que las cosas le salgan bien y se perdone por fin lo que hizo cuando, después de todo, no era más que un niño. Quizás eso es lo que lo convierte en un personaje tan humano. Como el ser imperfecto que es (que somos), es capaz de traiciones y actos horribles del mismo modo que de una valentía inusitada y de los actos más nobles. En su arrepentimiento, que impregna cada página, radica su humanidad.
Y el padre de Amir, su Baba. Qué se puede decir de ese hombre tan noble como terrible, temido y admirado a partes iguales por su hijo, que parece moralmente irreprochable pero guarda un secreto que lo tortura y le impide tratar a Amir con el cariño que debería. O de Hassan, el contrapunto a toda la miseria humana de los demás personajes. La bondad, la pureza, la honestidad personificadas; siempre incapaz de mentir, siempre dispuesto a todo por su amigo.
Siempre es difícil hablar de un libro al que se le han encontrado tantos matices, tantos temas, tantas cuestiones que merecen discusión (y encima sin soltar spoilers). Me cuesta expresar exactamente qué es lo que tiene este libro de especial; así que lo mejor será que me calle ya y os diga simplemente que lo leáis. Leedlo, y juzgad vosotros mismos. No puedo asegurar que os vaya a enamorar como a mí, porque tengo la sensación de que este es uno de esos libros que hay que coger a la edad, al momento lector y al ¿momento emocional? adecuados. Y aun así no me cansaré de recomendarlo. Porque, y aunque no soy de las que piensan que la literatura deba enseñarnos algo y no me gustan las lecciones de vida, Cometas en el cielo me ha enseñado muchas cosas. Y no solo sobre Afganistán.